martes, 15 de marzo de 2016

MÁLAGA VISTE A SU «NOVIA»

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La Virgen del Rocío vestida en San Lázaro - J.J.M.
J.J. MADUEÑOMálaga - 14/03/2016 a las 23:45:43h. - Act. a las 10:23:14h.Guardado en: MálagaLas hermanas del Rocío arroparon a las camareras y a Curro Claros en la preparación de la imagen para el traslado y el Martes Santo
Es uno de esos momentos mágicos de la Semana Santa malagueña. Cuando la intimidad se vuelve protagonista. Un día antes del traslado de los titulares del Rocío, las mujeres de la cofradía se reúnen en San Lázaro para, en secreto ritual, vestir a la «novia» de Málaga. Es un momento en el que el misticismo y la devoción se unen para dar rienda suelta a los sentimientos más profundos hacia la Virgen del Rocío. Una señora que en su penitencia se olvida de las lágrimas y recibe a sus fieles con los brazos abiertos.
Sobre el altar, y bajo la mirada del Señor de los Pasos, aguarda a que sus camareras lleguen con la vestimenta habitual. Los enseres y atuendos aguardan plegados a que casi un centenar de mujeres, entre rezos de rosarios, poesías y alabanzas se acerquen para vestir a la «novia». La misma que en Martes Santo baja desde el barrio de la Victoria entre vítores y gritos de guapa, esa que un 12 de septiembre devolvió a Málaga los aromas del incienso para recordar la devoción por su blanca figura coronada.
Las mujeres, y sólo ellas, pueden acceder por invitación a San Lázaro. Sólo ellas puedan ver a la Señora en paños menores, besarle sus manos y sus pies. Son las encargadas de colocarle sus alfileres y preparar su cabello para la corona. Sólo las mujeres, mientras los hermanos aguardan en la puerta, pueden acercarse y hablar con ella, disfrutar con el enredo de su mantilla y emocionarse cuando los niños son pasados por su manto con la sinfonía que llena el ambiente desde el órgano. Pulcritud, devoción y respeto mezclados con el olor a incienso para engalanar a la «madre victoriana».
La Virgen tiene cuerpo de mujer. Es una talla completa de Pío Mollar de 1932. Todo está grabado en la madera, sólo por eso el pudor es parte del ritual. Nada más que un hombre entra en la iglesia para vestirla en ese momento. Curro Claros es el encargado de rematar la faena que antes han comenzado las camareras. Es Claros quien pone las mantillas, la corona y la saya. Pero no entra hasta que la Señora del Rocío tiene su cuerpo tapado por la pudorosa ropa interior. Su premio es ser el único varón que le ve los pies, tallados con unas sandalias que recuerdan a las madres de clausura.
Ya está engalanada para poder viajar a su casa hermandad, desde dondepartirá el Martes Santo para reunirse con los malagueños. Un martes antes, saldrán para cruzar parte de barrio, llegará para ser entronizada, cubrirse con su manto y para lucir corona. La «novia» de Málaga está preparada. Las devotas mujeres de su hermandad ya la han dispuesto para reunirse con su ciudad, portando a sus pies las peticiones de las congregadas en San Lázaro un día antes de su traslado.